viernes, 7 de septiembre de 2012

Todos Tenemos Un Plan Crítica by Rouse Cairos


Tan singular como hosca
 Todos tenemos un plan" es la historia de un hombre (Agustín) que ni joven ni viejo decide abandonar las comodidades de la ciudad, su profesión y su mujer, para emprender la búsqueda de una vida nueva o mejor dicho interrumpida en el momento en que se apartó de su hermano mellizo (Pedro) y del lugar donde transcurrió su infancia, en la zona más agreste en las islas del Delta. Este cambio radical coincide con una insondable crisis personal y la posibilidad de trocar su identidad por la de su gemelo.
 Aparentemente tan opuestos como Caín y Abel, el periplo de Agustín es un proceso que va de la civilización a la barbarie, en sentido contrario a lo convencional, y a medida que va conectándose con su costado bestial y los peligrosos vínculos que hereda, la película se va poniendo más violenta, con una naturaleza que pone a prueba para sobrevivir y descubrirse. Es una película muy plástica y muy pictórica, en cuanto a las texturas y el color, rodada en pleno invierno, cuando hay menos cantidad de verde en los árboles isleros y se ve todo más ralo y abrupto.


 La hostilidad y frialdad contagia a la luz que acompaña y construye climas y tonos, registrados con una fotografía virtuosa. En la construcción narrativa de la película hay una búsqueda que si bien tiene su punto de partida en el cine de género, se permite desvíos. El tiempo también retrocede a medida que se interna en lo agreste, alejándose de la civilización. El protagonista empieza fingiendo pero se va transformando a medida que aflora una certeza más profunda que madura en su interior. La directora Ana Piterbarg escoge un ritmo paciente para desarrollar una historia que, como "El Aura", tiene momentos de thriller y acciones violentas, ideales para la fisicidad de Mortensen, a quien le cuestan más las escenas intimistas. 
 Superada la mitad del film, el thriller toma ritmos propios del drama y se torna más lento, para enfocar procesos interiores, dejando la narración en un segundo plano. Pero nunca abandona la tensión, en una trama atrapante que siempre sorprende porque no es previsible, aunque tal vez demasiado abierta. Como la Misiones que describe Horacio Quiroga, el Delta del Tigre es una región marginal y rica en tipos pintorescos que, a semejanza de las bolas de billar, emprenden los rumbos más inesperados. El azar, la tragedia, la pasión y cierto darwinismo social en la metáfora de las colmenas y su lucha biológica que se remarca al inicio de la película así como el cierre con las imágenes aguas arriba o la lectura de "Los desterrados" reiteran el noble sustrato literario que alimenta el espíritu del film.


 Los personajes se muestran herméticos y manchados pero tienen la oportunidad de demostrar coraje y fortaleza. Cada uno tiene una pequeña búsqueda redentora. Hasta el más villano (excelente interpretación de Fanego) apela a un misticismo de citas apocalípticas y moralistas para justificar su violencia. La ambigua Rosa (seductora Sofía Gala como una joven islera) tiene su costado inocente, igual que el sobrino de Adrián/Fanego, interpretado por Javier Godino, quien en una sola escena de enorme intensidad justifica su presencia. El film se apoya en las expresiones y gestos, se detiene en reveladores momentos entre palabras, en silencios y pausas, en lo que no se verbaliza. En este sentido la gran Soledad Villamil cumple en un rol breve pero contundente. Lo mejor de la película es su realización impecable. Está filmada como pocas películas argentinas, con un gran trabajo de cámara en cada escena, A quienes apreciaron los climas de El Aura de Bielinsky, también disfrutarán de esta película tan singular como hosca.
Nota Final: 6 de 10.
Trailer de  Todos Tenemos un Plan.
 

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