Los más incondicionales del género, aquellos que están dispuestos a tragarse las mayores mierdas con tal de matar un rato, quizás recuerden un pestilente subproducto una de las múltiples “exploitation” nacidas precisamente al rebufo de Alien- llamado “Inseminoid” en el que un alienigena cachondo preñaba a la Ripley de turno con los involuntariamente hilarantes resultados que cabe esperar.
Pues bien, sin exagerar demasiado, acabo de ver un remake encubierto de la susodicha película.
Así de bajo ha caído el antaño cineasta y ahora mercachifle Ridley Scott: incapaz de encontrar alguien que le construya un guión mínimamente digno y original, y demasiado vendido al cine más casposamente comercial (o chocho) como para abandonar el proyecto en un ataque de dignidad, ahora se dedica a fusilar copias baratas de su obra original.
Y es que esto es exactamente Prometheus, que nadie te engañe: pura y dura serie B con –eso, sí- presupuesto de serie A.
-Narrativamente (la salvan algo las formas), no hay por dónde cogerla, señores. Estamos ante un autentico insulto, no sólo a Alien, que por descontado, sino a todas aquellos que amamos la buena ciencia ficción.
Como no quiero alargarme más que la cuenta y quiero asegurarme que te quede claro el mojón al que nos enfrentamos, desgranaré por puntos:
-Guion vulgar, incoherente, lleno de agujeros y pasmosamente infantiloide.
Para empezar, y por piedad, no me reiré (demasiado) de aquellos (que los hay) que dicen que el casposo rollito Däniken sobre el que se construye la trama es original y muy “profundo”: desde Lovecraft hasta ahora, la idea de que pudieron ser los extraterrestres lo creadores de la raza humana “sólo” lo deben haber tratado en unas 2400 novelas y unas 500 películas (incluida cierta “obra menor” llamada 2001). Vamos, originalidad a saco.
Pero no, no es eso lo grave: si estuviera bien planteado, podría haber funcionado. Lo peor son las continuas estupideces y situaciones inverosímiles al más puro estilo del cine Troma que destrozan la, ya de por sí, confusa y superficial trama:
(Empiezo a hacer sangre en el spoiler).
Debajo foto, spoiler.
Oye, tu firmaste para dos pelis no? A ver si me voy a quedar solo.,
spoiler:
Tenemos a un grupo de científicos “listos de la hostia” que, sin embargo, se empeñan pasarse por el ojete las más elementales medidas de seguridad y hacerle carantoñas (¿?) a una repugnante lamprea alienígena con los previsibles resultados –hay que reconocer que viéndolo no podía parar de reír-. Luego tenemos a una tipa que, un cuarto de hora después de hacerse –ella misma- la cesárea, está batiendo el record de los 100 m vallas y, oye, la jodida ni sangra. A propósito: su dulce retoño resulta ser un pulpo (como te lo cuento) de como dos palmos que, por alguna arcana razón y sin alimento alguno, se las arregla para crecer cinco metros en un par de horas. ¿Te parece inverosímil y ridículo? Pues espérate: falta la “épica” lucha final entre uno de los space-jockey y el pulpo: no se veía nada igual desde Godzilla contra King Kong. Me caían lagrimones como peras.
-Personajes planos e inverosímiles cuyas motivaciones reales jamás llegan ser explicadas y cuyo destino te la trae floja. Spoiler:
¿Por qué cojones el androide contamina al marido de Rapace? ¿Qué coño pinta Peter Weyland en la nave?: ¿es bueno, malo o simplemente un vejete chocho (como Scott) haciendo el gilipollas (como Scott)? ¿Charlize Theron cumple alguna misión en la trama, además de lucir su espléndido culo? Y sobre todo, ¿para que cojones mete Scott 17 pasajeros en la nave si 13 de ellos no aparecen en plano más de tres segundos?
-Diseño de producción irregular y, en según que detalles, ridículo.
La película costó 150 millones y evidentemente en algo tenía que notarse. En general, los decorados son dignos, la fotografía aceptable y los efectos especiales “molones que te cagas” (de ahí mi generosísimo 3). Ahora bien: la triste realidad es que en ninguno de estos aspectos supera ni en broma a la calidad del Alien original, que fue rodada hace 33 años y con, en términos actuales, la tercera parte de presupuesto. Si la Nostromo parecía una autentica nave espacial, la Prometheus, con su aspecto inmaculado y estéril, ni por un segundo deja de parecer lo que es: un decorado retocado digitalmente. En cuanto a la fotografía, es plana y demasiado luminosa: no esconde nada ni transmite la menor inquietud. Perfectamente olvidable.
Pero lo verdaderamente patético es el diseño, al mejor estilo Ed Wood, de los monstruitos: cuando la vea Giger se saca los ojos con una cuchara. Los maravillosos e imponentes space-jockey originales son, para vergüenza del respetable, reconvertidos en la versión albina de Hulk y…Ya lo he dicho pero es que…Coño… Hay que repetirlo: ¡uno de los alien es un pulpo gigante!
Gano a Iniesta en blancura, que ya es decir,no??
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Pésimo montaje.
A la película, y es evidente, le falta tranquilamente una hora de metraje. Y me importa una mierda que Scott se lo reserve para la edición especial o que halla sido la productora la que le ha obligado a cortarlo. Así no hay por dónde cogerla. Las películas del CineExit tienen más continuidad.
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En resumen y terminando,
Prometheus es exactamente lo que no es Alien. Si aquella era atmosférica, sutil, inteligente, elegante y realista, este fallido bodriete lleno de lugares comunes y efectismo no es más que pura serie B con ínfulas pseudointelectuales y un presupuesto que hubiera dado para que algún un director con talento (no Ridley Scott) hubiera hecho una docena de buenas películas: salvo por la pasta invertida, reparto y (algunos) efectos especiales, se podría haber titulado perfectamente “La venganza de los mutantes de espacio” y haber pasado directamente a la caja de “dos películas, un euro” del Carrefour.
Era evidente que aquel Ridley Scott que se sacó de la manga maravillas como Alien o Blade Runner lleva décadas espiritualmente muerto: todos lo sabemos. Y, sinceramente, daba por supuesto que la película resultaría decepcionante. Pero lo que nunca imaginé es que llegaría a tal nivel de autoparodia y que se cagaría tan desvergonzadamente en su propia obra maestra.
Nota Final: 3 de 10.
Anónimo
viernes, 3 de agosto de 2012