viernes, 17 de agosto de 2012
La Felicidad Nunca viene sola, por Petite Alice
De la mano de James Huth y encasillada en el género “Comedia romántica” llega La felicidad nunca viene sola, un largometraje francés al más puro estilo hollywoodiense. Narra la vida de un músico madurito que vive una eterna juventud, sin compromisos, sin responsabilidades (su madre le hace la comida y la colada cada día en su apartamento del centro), un músico que compone melodías para publicidad y espectáculos para comer y toca en un bar nocturno rodeado de amigos y ligues de una noche para beber. Gad Elmaleh da vida a nuestro Sacha Keller y debo decir que la interpretación es magnífica, el look desenfadado, la forma de sentarse al piano y reorganizar el caos de partituras que es hogar… Hasta el momento nuestro protagonista se ha estado relacionando con veinteañeras con un coeficiente intelectual algo limitado y cuerpos de divinidad griega… Sacha se confiesa, además de adicto a las relaciones de una noche, anti niños… “Odio a los niños” le escuchamos decir mientras hace las presentaciones.
Y precisamente este es el primer fallo que le veo a la película… para alguien que inicialmente ya nos da ese aviso y de una forma tan directa… sorprende ver lo rápido que pasa de odiar a los niños a transformarse en el canguro/padre sustituto ideal de tres niños que van de los 3 a los 12 años de edad… Hablamos de los hijos de Charlotte (Sophie Marceau), la actriz, que ha sabido llegar a la madurez con un aspecto espectacular, interpreta a una elegante y sofisticada madre de tres hijos que dirige una fundación de arte contemporáneo junto a uno de sus ex maridos (padre de sus dos hijos pequeños). Charlotte no tiene tiempo para el amor pero por cada poro de su cuerpo podemos percibir su deseo, el deseo de abandonar la vida monótona y dependiente de su ex marido que la ha llevado a poder llevar una vida de lujo junto a sus hijos pero que no la hace feliz.
Estos dos personajes se conocerán una mañana lluviosa e intentarán unir sus extrañas y opuestas vidas encontrando un equilibrio de ficción cargado de azúcar y… para ser sinceros, de vómito y mocos de hijo menos de Charlotte. Con una banda sonora que es un regalo para los sentidos (Bruno Coulais) y una aceptable fotografía (Stéphane Le Parc) baja el telón esta producción francesa que, como comentaba al inicio, nos recuerda más a las comedias románticas americanas tanto en forma como en contenido. Un detalle/advertencia para las señoritas… las joyas y el vestuario (Olivier Bériot) pueden desviar nuestra atención del guión…
Nota Final:7 de 10.
Trailer de La Felicidad nunca viene sola.
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